E. BELLIDO // ORPESA
Los coches solo explotan en las películas. Y nunca hay dos accidentes iguales. Éstas son algunas de las premisas que aprendieron los cerca de un centenar de estudiantes de quinto curso de Medicina de la UJI que conocieron las claves de actuación en un accidente de tráfico en coordinación con los bomberos del parque de Orpesa. En el caso de incendio de un vehículo “se produciría una deflagación más violenta pero no llegaría a ser una explosión, la velocidad de combustión no es tan rápida como una explosión”, por lo que pueden apagarse sin ese peligro añadido, según aclaró el jefe del parque, Javier Botet, durante la primera parte de la jornada que contó con una sesión teórica y el repaso de algunas fotografías y vídeos de actuaciones pasadas graves.
Sí hay que tener pies de plomo, sin embargo, con los vehículos que transportan mercancías peligrosas. En estos casos “se activa un plan especial de emergencias, donde todas las actuaciones están coordinadas”, según detalló Botet durante la charla que impartió. “Es el único accidente en el que la víctima pasa a un segundo plano porque lo importante es asegurar el lugar y que no haya otros heridos”, indicó. Quien explicó que lo primero es “evaluar la situación y ver el panel de mercancías de producto para especificar qué tipo es, y si es químico ver la afección que puede tener hacia las personas”. Hay una ficha de seguridad del producto que marca la actuación que hay que hacer y las distancias de seguridad para delimitar el escenario del accidente. De este modo, se establecen las medidas de seguridad para prevenir en caso de explosión, riesgo de incendio o de los gases tóxicos emitidos. Aunque, afortunadamente, no se han dado muchos casos de explosión en la provincia.
Los futuros médicos también pudieron participar en una sesión práctica conjunta de extracción de personas de dos vehículos, a través de una simulación de un accidente múltiple en el que ellos colaboraron como personal sanitario, atendiendo a las víctimas con los primeros servicios básicos, mientras los bomberos procedían a la liberación de los ocupantes con su material especial, como una cizalla y un separador para abrir las puertas y techo del coche.
Los alumnos además conocieron en profundidad los vehículos del parque de bomberos, tales como una bomba urbana pesada, que porta agua, materiales de rescate y diverso, uno de salvamientos varios, pero sobre todo de personas; una unidad de persona y carga, dos vehículos ligeros de jefatura y una bomba rural pesada para incendios forestales; aparte de dos embarcaciones acuáticas para rescates de las que dispone el cuerpo. En la instalación de Orpesa trabajan 35 bomberos, cinco cabos, cinco sargentos y un jefe de parque.
En total, asistieron 90 estudiantes, en tres días, a estas jornadas, a través de la asignatura Prácticas Medico-Quirúrjicas, para saber desenvolverse en situaciones de emergencia como son los accidentes de tráfico. Lo más importante primero es “discriminar la gravedad, a veces hay que seleccionar a quién atender primero o el que se puede beneficiar más de tu actuación”, según explicó el coordinador Ricardo Tosca. También reanimación cardiopulmonar y atención a heridas. “Lo tienen que tener muy entrenado, porque a veces tienen que actuar en segundos, y es clave la rapidez y hacerlo bien”. Quien añadió que, a modo de intercambio, “le hacemos nosotros a los bomberos un minicursito de reanimación básica de niños, puesto que de adultos tienen mucha formación pero de niños no”.
ACCIDENTES MÁS GRAVES // Los accidentes más graves y desagradables que se registran son los de los autobuses, según reconoce Botet, “por el número de víctimas involucradas”. Quien recordó, echando la vista atrás, algunos tan importantes sucedidos “como el de Torreblanca, donde murieron 45 personas en el 92; u otro más reciente en las cuestas de Orpesa en la autopista” con siete víctimas mortales en el 2008.