Redacción // Oropesa
La tortuga Colomera de 100 kilos, que soltaron la Fundación Azul Marino y Fundación Oceanogràfic el pasado día 25 en la playa nudista de Platgetes de Bellver de Orpesa, ha recorrido ya más de 400 kilómetros y ha rebasado las islas Baleares, después de haber bordeado las Islas Columbretes con una velocidad media de 2,2 kilómetros por hora.
Colomera ha navegado entre las islas de Mallorca y Menorca y se ha adentrado en mar abierto en dirección, al parecer, hacia Cerdeña, según los datos que está enviando el emisor satelital que le fue colocado antes de soltarlo en la playa. Su trayectoria en línea recta es de unos 350 kilómetros.
El animal mantiene su comportamiento normal, mientras que el emisor de señal de satélite continúa funcionando pese al ambiente natural hostil en el que se desenvuelve.
Colomera entró al mar en la playa de Bellver a las 12:30 del pasado jueves, día 25, y comenzó a nadar con gran vigor y en una dirección inequívoca. La primera señal llegó el día 26 alrededor de las Islas Columbretes. La tortuga mantuvo el mismo destino, si bien describió algunas variaciones sobre puntos concreto.
De acuerdo con las publicaciones que existen, las Islas Baleares, al igual que el Delta del Ebro, son una zona propicia para la tortuga boba tanto por sus condiciones oceanográficas como las posibilidades de alimentación que ofrecen.
Cien kilos de peso y 87 centímetros
Colomera es una hembra de unas dimensiones y peso extraordinarios y está clasificada como la más grande de cuantas se han curado en el ARCA del Mar del Oceanogràfic en todos sus años de existencia.
Exactamente tiene una longitud en curvo del caparazón de 87 cms., ancho en curvo del caparazón 80,3 cms y 100 kilos de peso.
Se trata de un ejemplar que ha sido capturado accidentalmente en dos ocasiones por pesca de arrastre y en las dos ha pasado por el hospital del mar de la Fundación Oceanogràfic, gracias al aviso al 112 de los pescadores, activando así la Red de Varamientos de la Comunitat Valenciana.
La edad es complicada de estimar ya que los reptiles son muy plásticos en el crecimiento y dependen de las condiciones de mantenimiento y alimentación, pero se estima que alcanzan ese tamaño alrededor de los 25- 30 años, por lo que se puede estimar su edad en más de 30 años.
La primera vez fue en diciembre de 2015, en Benicarló, con síntomas de embolia gaseosa y una vez curada fue devuelta al mar en abril de 2016 con el número 234.
Curiosamente, volvió a ser capturada. Gracias a la colaboración de la embarcación Arrecife de Burriana, pudo ingresar con el número 449 a principios de 2019 de nuevo en el ARCA del Mar, donde después de las preceptivas pruebas le fue descubierto un anzuelo alojado en su esófago, que le fue extraído y del que se ha recuperado plenamente hasta obtener la condición necesaria para volver al mar.
Seguimiento de la trayectoria por satélite
La tortuga lleva instalados unas marcas metálicas identificativas y un microchip con los que, en caso de ser capturada de nuevo o contactar con alguna institución, se podrá conocer su identidad y las referencias de su estancia en la Fundación Oceanográfic.
Además, y de una forma especial, se le ha colocado en su caparazón un sistema de seguimiento satélite, gracias al cual se está haciendo un seguimiento constante de su singladura por el mar y reportará valiosa información sobre aspectos importantes para la conservación de esta especie como su demografía, movimientos o las amenazas globales que la afectan.